meta name='verify-v1' content='pwiMUB28RJ4hiCr1EXENhHkHqJz4luG0BcIKSmW7UJk=' /> penelope en el paraiso: enero 2010

domingo, 17 de enero de 2010

PINTAR TU PROPIO CUADRO


"UBI DUBIUM IBI LIBERTAS"
(Donde hay duda, hay libertad).

Andaba yo cotilleando la otra noche unos blogs ciertamente interesantes, por el debate y los temas que suscitaban, cuya temática principal era la defensa de la apostasía, la teoría de que Dios no existe, y mucha crítica a la Iglesia. En uno de ellos, en la columna lateral, tenías la oportunidad de responder a lo siguiente:

"¿Tú cómo te consideras?
- Ateo
- Agnóstico
- Creyente practicante
- Creyente no practicante".

Vaya...¿esas son todas las opciones???

¿Y que hay del ...- me encuentro en el camino de saber en qué creo.
O... - estoy en ello
O... - No afirmo la existencia de Dios aunque tampoco la niego, o sea que no soy atea, todavía no sé si soy creyente o no, ando meditando en ello, así que tampoco me valen las 2 últimas. En cuanto al agnosticismo...quizá sea lo que más se acerca a mi forma de pensar, no obstante, todavía no he llegado a una posición personal clara en este punto, puesto que no me atrevo a afirmar que si no puedo probar a Dios mediante una teoría racional y verificable, este Dios no existe.

Así que....¿qué soy yo? ¿Existe un palabro para definirme?.

¿Puede ser "Una persona que está buscando sus propias respuestas, simplemente"?. Gracias.

Me apetece acercarme a la esencia del cristianismo porque me gustaría conocerlo (o re-conocerlo).
Pero me apetece acercarme desde la neutralidad.
Es muy dificil acercarse si en seguida empiezas a sudar porque te das cuenta de que hay sentimientos que se contraponen a lo que se supone que deberías sentir, ideológicamente hablando, según lo que llevas en tu imaginario infantil y que fue escrito a fuego lento y tras muchos y muchos años de horadamiento mental católico-apostólico-románico.

Esto, precisamente esto, es lo que me alejó de la religión, durante unos cuantos años.

De niño, te catequizan. Te catequizan los padres. Te catequizan en el colegio. Te catequizan las costumbres familiares. Y no me refiero solo a temas religiosos. Uno es, en gran medida, lo que mama. En muchos aspectos. Es una especie de determinismo, del que es muy dificil salir. Las creencias y costumbres de un hombre, son en gran parte determinadas en la infancia: por lo que vivió, por el ambiente en que se crió, por lo que "bebió" antes incluso de aprender a hablar.

Es responsabilidad del hombre adulto, encontrar su propio camino, y no el que le marcaron sus padres o su infancia. Para quien está de acuerdo en la linea de pensamiento en la que fue educado, las cosas se hacen más fáciles. Pero esto, no siempre es así: descubrir que sientes de manera diferente a como se te crió suele generar tal conflicto que muchas veces parece más lógico seguir adelante con el equipaje que otros te han puesto. Otras veces, la reacción es totalmente contrapuesta: liberación!, rebelión!, tomar, justamente el camino contrario, autoafirmarte en tí mismo yendo en contra de todo aquello que te habían enseñado que era lo "verdadero".

Pero existe otra opción. La más complicada, para mí, pero la más enriquecedora. Esta opción comienza por tener la valentía de aceptar tus dudas, de atreverse a poner en tela de juicio todo lo que te dieron como indudable, y acercarte a ello para descubrir qué es lo que piensas tú al respecto, sin el rechazo que te produce sentirte condicionado y sin la culpa que te produce sentir la duda.
Desde cero.

Acercarse a las cosas sin juzgarlas de antemano.
Sin rechazarlas o adscribirlas a priori.
Sin el condicionamiento interior de tener que adoptar ya una postura al respecto.
Desverstirse de prejuicios.
Pintar tu propio cuadro desde un lienzo blanco. Pintar tu propio cuadro.
Ir poniendo los colores, como a tí te salga de tu alma, y a ver en qué queda esto.

Simplemente, permitirse descubrir lo que uno piensa de verdad.
Para poder ser libre.

Y así me encuentro.

Dividiendo mis días de lecturas entre "El cielo es azul, la tierra blanca", de Hiromi Kawakami, una delicada historia de amor entre una mujer de 3o y muchos años y un maduro profesor japonés,
y los Evangelios.

¿¿Se pueden creer que nunca en mi vida, y menos en mi (inevitable) pasado católico-aspostólico-romano había leído yo los evangelios con tanta curiosidad y avidez como ahora??.

Y hasta donde yo llego, no es una curiosidad ni una avidez de cristiana, católica, ex-católica, apóstata, creyente, no creyente, agnóstica, o lo que quiera que yo sea.

Es una curiosidad de... humana.

miércoles, 13 de enero de 2010


"Tan importante como tener información
es saber dónde hallarla
cuando ésta te falta."



Tras un infructuoso intento de dar mi sesión clínica sobre "Hipertensión intracraneal" en mi Servicio, debido a los avatares del siempre incomprensible mundo tecnológico, que te falla cuando más lo necesitas y que me impidió la conexión a la pantalla general, dejando a extraños y propios con esa sensación de coitus interruptus, de punta se me pusieron los pelillos de todo mi cuerpo al ver por la noche, en mi casa, que mi ordenador mi abandonaba. La flechita del puntero se había declarado en huelga y no había forma de moverla.

Oh no....puedo pasar sin dormir, puedo pasar sin comer, y hasta puedo pasar sin fumar si la cosa está muy negra...pero tener el ordenador bloqueado es una especia de catrástofe mundial, y eso que el mundo seguiría adelante aunque no me conectara a internet dos días seguidos o perdiera todos mis archivos (sesión incluída)...pero así es la cosa.

Temí que un virus muy malito del hospital hubiera infectado mi ordenador cuando intenté dar la sesión, e intenté leer las instrucciones del aparatito, pero, en fin, qué les voy a contar: leer las instrucciones de un ordenador lleva un tiempo precioso que además, en mi estado de terror vacuo, era bastante complicado.

Al día siguiente llevé mi ordenador a varias personas, en un desesperado intento de que a alguno de los los cerebritos habituales se le ocurriera qué le podía pasar, puesto que mis conocimientos de informática son más o menos los mismos que los de un criador de ovejas lanares sobre física cuántica, y muchos fueron los diagnosticos: sí, puedes tener un virus, quizá se ha desconfigurado, a lo mejor es que se te han desinstalado los "drivers", necesitas un ratón alámbrico... metete en el panel de control y clica en....y dale al...quitamos esto...se te habrá fastidiado el software...nada...a lo mejor si actualizas el touchpad...ufff, tiene mala pinta...a lo peor, tu pantala tactil está muerta, te va a costar más que un ordenador nuevo.

Jo-deeeeeeeer, me va a dar algo.

Así que decidí ir al Corte Inglés, donde un vendedor que me miraba como si yo hubiera salido de marte mientras le decía lo que me pasaba, en menos de 1 segundo, tal vez fuera medio, me lo había solucionado. ¿Perdónnnn?

"Ah, sí: es pulsando Fn+F9: así se te desbloquea la pantalla tactil. La tenías bloqueada."

Le dije que le quería.

Y él me vendió un antivirus.