Andaba yo ayer de guardia en mi queridisima segunda casa, magullado el cuerpo y la mente y con la falta de sueño a cuestas, que como dicen en mi pueblo "no hay guardia buena", cuando, en uno de los escasos ratos libres, ya al final del día, pudimos abandonarnos en el sofá de nuestro cuartito privado y estirar, por fin, las piernas (aun quedaba la noche). Y, como seres monográficos que somos (los médicos, quiero decir), no se nos ocurre otra cosa que ponernos a ver "Anatomía de Grey".
La verdad es que yo no soy muy asidua de series de médicos, pero nos enganchamos desde el primer minuto al capítulo llamado "Código negro".
El hospital estaba tomado por los geos debido a la existencia de un explosivo que se había quedado impactado en el estómago de un paciente y la cosa era que podía estallar en cualquier momento. El desenfreno era sublime. La organización, perfecta. Los geos, guapísimos (ese kyle chandleeeeeer!!)
Ahí estaba una crecidita Cristina Ricci tapando con su mano la herida bajo la cual yacía dicho artefacto, temblando de miedo y a puntito de una crisis de ansiedad porque si levantaba la mano se podían ir todos al mismo infierno. A su lado, (POR FIN!!), hace presencia, por vez primera en la serie (y sin que sirva de precedente) la figura de un... anestesista!!, esos seres habitualmente invisibles y supuestamente inservibles, que las pocas veces que salen en las películas, de refilón, están como pasmados en un rincón del quirófano haciendo, digamos...nada. Este señor, el anestesista, al contrario que todo el resto del elenco, es feo, viejo, y, finalmente, un cobardón que deja solos al moribundo paciente y a la aterrada chica, soltandole el ambú y allí se las apañen, mientras él se larga de la forma más vil posible. En nuestro orgullo herido, no pudimos sino soltar una buena carcajada, acostumbrados como estamos a que nuestra especialidad apenas sea conocida, pero de ahí a ser caracterizados como los fulanos cuyo trabajo no vale un pimiento morrón y los más despreocupados de la vida del paciente... Que ensañamiento, compadre.
En fin, mientras tanto, Izzie y Alex deciden que tienen las hormonas revueltas por lo tenso de la situación y se lían a lo bestia en uno de los cuartos de residentes (vamos, lo habitual cuando uno se estressa en una guardia).
Miranda está a punto de parir y monta un numerito, con 9 centimetros de dilatación, diciendo que se quiere ir a su casa (pero a esta no la llaman la atención ni le ponen la epidural, JA! no te lo crees ni tú).
Derek desoye los mandatos de abandonar el hospital y sigue operando a su paciente él solito (repito: él solito, machoteeeee!)
Meredith y Cristina, impecables y glamourosas a pesar de llevar todo el día de guardia, juegan a ser heroes y acuden al grito deseperado de la pobre chica que ha sido abandonada por el malévolo anestesista. (Chicas, sois mis heroínas).
Y entre amenazas de bomba y evacuación a lo McGyver: geos por todas partes, comportamientos heroicos, chalecos antiexplosivos, confesiones amorosas, lágrimas varias y explosión final (vamos, el día a día de un hospital).
¿Cómo quieren que vea series de médicos si cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia o un amago febril del guionista, que digo yo quién asesorará a estos señores para escribir los guiones?
Los médicos están todos buenorrísimos, la vida del residente es apasionante y novelesca, las guardias lugares de lujuria y desenfreno, los casos clínicos son extremos y disparatados, el hospital un hotel de cinco estrellas, los cirujanos perfectos adonis heroes patrios, y los anestesistas... simplemente, no existen.
Pero vamos, salvando estos detalles, la serie es creíble.
Y la banda sonora está bien.
Pero que muy bien.
*Henry Gray: anatomopatógo inglés nacido en 1825 que publicó el famoso tratado "Henry Gray's Anatomy of the human body" , el libro de Anatomía más famoso, de obligada consulta para los estudiantes de Medicina de todo el mundo. Ver artículo de "el mundo": "la otra anatomía de Gray".
9 comentarios:
¡Hola, ser inviservible! (suena casi como "bebible"). Tus arranques de pasión me suliveyan.
Mi primera idea fue ser médico y eso que en la habitual serie televisiva lo más macizorro es siempre el doctor .., por lo que lo mío más que una atracción debía ser vocación; o una "pluma" de cágate lorito.
Entiéndeme.. Entre Vilches y tú.., ¡no hay color!.
Gracias por el vínculo.
Animo por el blog, es fresco y ágil.
bonhamled
hola pe, mi cuñado es médico y opina igual que tú... a mí me resulta una profesión apasionante, quizá porque creo que es igual que en las películas, con casos apasionantes y médicos guapetones por todas partes... un beso doctora.
Hola Pe
Soy un compañero adjunto y me encanta leerte, es muy divertido y ameno lo que escribes, y otra forma de ver mundo. No sé si sabes que sigo Grey's Anatomy con pasión y emule en inglés con subtítulos desde hace tiempo. Para que te ilustres en el desprecio a la profesión he de decirte que la segunda referencia que conozco sobre nuestro gremio en esa serie es aún peor. Se trata del caso de anestesista beodo expulsado por cirujano macizo del quirófano. ¿Chúpate esa y vuelve a por otra! (Si pillara yo ese guión iba a crear un papel de anestesiólog cligón que se iba a pasar por la piedra a toda las cirujanas de la serie -con perdón-).
Imagina que todos los médicos estuvieran buenísimos. O que fueran bordes "encantadores" como Vilches o House. La Seguridad Social más colapsada de lo que está o todos deprimidos.
Que llegas a la consulta con la nariz colorada y goteando como un botijo, ojeras y voz de teleñeco y te encuentras a "un divino de la muerte" .
Con esos arrebatos de pasión entre gasas y betadine, me hago una pregunta. ¿No contraen ETS o tiene embarazos no deseados? ¿Sus uniformes tienen compartimentos secretos dónde guardar los condones?
Un saludo
Jajajajajjajaa!! Me encantan vuestros comentarios!!
Turu, "Pluma" tú? Permiteme que lo dude.
Tali, sí, es apasionante, pero no tanto. Como todo, con momentos de pena y momentos de gloria...
Si se me ocurriera llevar un preservativo en un pijama, silvia, (así los llamamos) y se me cayera por descuido, te aseguro que en menos de 10 mn sería la comidilla de todo el hospital, y de la purita verguenza, no volvería a pisar el hospi ni aunque me ofrecieran el contrato del siglo. Y no, creo que no contraen ETS ni ná de ná, sus polvetes deben ser perfectos, como todo en la serie.
Nuareg!!: qué alegría, colegaaaaaaaaaa! No fastidies que en un episodio lo expulsan por ir beodo, madre mía, madre mía, si lo veo reviento!!!! Casi me haría más gracia lo del guión B, jajajjaja, me parto, me parto! Ya puestos: mejor un salido que un beodo!!
Animate a escribir algo en tu blog recién estrenado.
Besos a todos.
Mi idea primigenia de los anestesistas era la de un tipo con un garrote que te atizaba en la cocorota para dormirte. Pero... mi primera experiencia con la anestesia fue fascinante. Que una anestesista estupenda me acariciara el pelo (ahora me sacude, pensé yo, aunque antes había pensado lo guapa que era la señorita, ya que no llevaba mascarilla cuando me saludó)y me susurrase: "Ahora, muy tranquilo, imagina algo que te relaje, en un lago tranquilo, en un bosque, en una chica..."
Coño... ¿y el garrotazo? ¿Con esa dulzura en la voz me va a arrear un zurriagazo?
"¿Puedo pensar en ti?" -pregunté de forma casi inaudible.
"Será un honor", respondió dulcemente.
Y me dormí tan ricamente, oye. Aunque lo último que puede que dijera debió ser algo así como: "¿Están los bisturíes bien afilaos? ¿Sí? Pues, hale, al tajo".
Me ha encantado tu visión de las series de médicos. Opino que casi todos los médicos las vemos igual, pero sin embargo nos engachamos. Masoquismo? Puro morbo? No sé.
Pero venga, Penelope, que nunca has tenido un roce con ningún compañero del curro? Con lo que unen esos momentosde paradas cardiacas y aneurismas rotos!
Un saludo afectuoso, doctora.
Con que intentando ligar con la anestesista, eh oshi, figura?? Si es que el "suerito de la verdad" es lo que tiene...
Dr Jekyll, como usted comprenderá, lo que me pregunta, es "secreto profesional".
Besos y abrazos.
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