meta name='verify-v1' content='pwiMUB28RJ4hiCr1EXENhHkHqJz4luG0BcIKSmW7UJk=' /> penelope en el paraiso: enero 2009

martes, 27 de enero de 2009

ALUCINOSIS

Una tienda con sabor hippie en la plaza Santa Cruz, al lado de Sol. Un clásico que no cierra ni en domingo. Un lugar mágico.
En la puerta, el dependiente habitual está charlando con una chica rubia que no había visto nunca. Debe ser nueva en la tienda. Él, pelo largo ondulado, botas de cuero puntiagudas, cadenas de plata en cuello y muñecas, mirada cautivadora, y ese no-sé-qué salvaje e inasible de hombre que no se ata a nadie y que sabe mover muy bien sus caderas y sus manos mientras te susurra palabras de amor que el viento se llevará pasada la noche de pasión. Se desprende en el ambiente que va a haber temita entre ellos.
Me sonríe cuando entro. Me mira a los ojos. Siempre lo hace. Es muy amable. Tentadoramente guapo. Peligrosamente accesible. Eternamente inaccesible.
Calamaro canta una canción de desamor y algo se empieza a remover en mi interior.
El ambiente huele a incienso.
Me paro en una vitrina y unos colgantes étnicos de plata y piedras captan toda mi atención.
De repente, solo puedo ver el mar, una hoguera, jóvenes charlando sobre la arena, la luna velando a la juventud que baila, que ríe, que fuma. Pieles morenas. Pies descalzos. Manos que se entrelazan. Y toda la noche por delante.
De repente estoy en otro lugar.
No es madrid. Es formentera.
Es la vida bohemia.
La luna. La playa. Los sueños hippies. Días de de vino y rosas, de amores efímeros.
De eternos veranos.
La emoción de esas noches en la que todo puede pasar. La magia de la aventura.


Me voy a ir. Porque creo que me estoy ahogando.
Salgo de la tienda, les digo adiós.
La rubia no me dice nada. El me despide con esa sonrisa que hace temblar las piernas.


Dejo a Calamaro cantando, y yo salgo a la calle. El ruido de los coches y las prisas de la gente me recuerdan de forma insultante que todo ha sido una alucinación.
Que este es el mundo que elegí. Respiro hondo el frío helador de Madrid.
Hay que comprar algo para cenar antes de que cierren. Y acostarme pronto. Mejor me ovido de melenas atractivos y de vidas bohemias que nunca supe vivir.


Mañana trabajo.

martes, 20 de enero de 2009

ON-OFF

Fenómenos off-on. ¿Nunca les ha pasado? Pues así funciono yo. Estoy en medio de un periodo “off” en cuanto a determinados temas se refiere. Y en uno “on” para otros varios. Es por eso que no escribo.
Off: cerrado hacia afuera: autismo existencial: silencio.
On: abierto hacia adentro: reflexión: tiempo de autoconocimiento.
Lo cual se traduce en abandono temporal del blog.

Aunque hoy vengo hiperactiva (se me pasará pronto). Por eso escribo. Son las 23:00h y acabo de llegar del hospital. 14 horas non-stop en un quirófano hacen que o te vuelvas una zombie o te vuelvas hiperactiva. El equipo es estupendo. Todo ha salido bien.
Lo único que espero es que la señora tenga una calidad de vida mejor que la que hubiera tenido de no operarse. Así lo creo. Así lo deseo.

Mientras tanto Obama toma posesión y ofrece una alternativa real con la cual ha entusiasmado a medio mundo. Desfile casi mesiánico, por lo que puedo ver en las noticias de la noche. Palabras que llegan. Debates que se suceden. También él quiere ofrecer una calidad de vida mejor.

Esta noche, todo suena a esperanza.

martes, 6 de enero de 2009

DIA DE REYES

Una buena comida, y una mejor compañía. Una conversación inagotable y una camarera afanosa que se encuentra en la disyuntiva de invitarnos a otro chupito o largarnos de una puñetera vez del restaurante.
El frío helador en la calle. La calidez de una sobremesa.
Un buen vino que hace que olvide mis problemas terrenales.
Y todo eso sin fumar. Porque llevo 3 dias sin fumar y estoy más guapa que nunca.
Bajo los efectos del alcohol me propongo celebrar mi cumpleaños haciendo una fiesta por todo lo alto en mi casa.
Mañana pensaré con más serenidad.
Claro. Lo de siempre.
Aiñññññ....Mañana volveré a ser la mujer sensata que soy.
Pero qué buena estaba la pasta con setas!! Y el vinito blanco, Dios..
Y ese baño, con ese sombrero bajo el suelo, bajo una alfombra de cristal...a quién se le ocurre...Yo quiero tener una casa así. Hecha de sueños, y de pequeños poemas...
De zapatos verdes y sombreros de fiesta bajo los pies...

No pretendo que me entiendan...

Soy dificil de entender...

viernes, 2 de enero de 2009

¿HABLAMOS?




Componedas, estofa, alambicada, egregio, lechuguino, cornucopia, azogue, maniqueo, albedrío, expedita, columbrar, melifluo, filantropía, fatuos, adocenados, caliginosas, chambones, probidad, circunloquios, timorato, panegírico, cancerbero, ninfa egeria... Y solo llevo 212 páginas de esa preciosa novela que comienza así: “La heroica ciudad dormía la siesta.”
La Regenta.

Son palabras que apunto (como suelo hacer con todas las novelas que leo) por uno u otro motivo: porque no las entiendo, porque apenas las uso en mi conversación diaria o porque, simplemente, me parecen bellas.

Temo que en nuestro lenguaje cotidiano apenas usamos 300 palabras (algunos, muchas menos), de un idioma que contiene más de 200.000. Claro que habitualmente, y según en qué ambientes nos movamos, no vamos a andar diciendo: “Desde el antiguo azogue bajo unas tinieblas caliginosas, se columbraba un castillo egregio que era la envidia de los adocenados chambones que habitaban el pueblo”. Más o menos la cosa sería: “Desde la plaza vieja bajo unas tinieblas de la hostia, se veía un castillo que te cagas que era la envidia de los horteras panolis esos del pueblo.”

Pero bueno, salvando las distancias y la broma, la cosa es que, la verdad, hablamos mas bien poco y mal. Se nos está olvidando esta preciosa lengua que es la española (y a la que a mí, personalmente, y no sé si equivocadamente me gusta llamar: el castellano).
Yo, cuando me encuentro con alguien que sabe hablar, que sabe hablar de verdad, se me cae la baba. Y me digo: Pe, hija mía, tienes que leer más.

Hablar, lo que se dice hablar, no es difícil.
Comunicar, transmitir, hacer sentir, con gracia y con propiedad, un arte.

Creo que como todo, y en esto más que en nada, saber, te hace más libre.
Por eso, uno de los libros que con más cariño guardo, y que, afortunada o desafortunadamente uso muy a menudo es el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia.

Tambien tengo el quijote, je je, pero eso...eso es otra historia (que ya les contaré ya...es que se me está ocurriendo una cosaaa...).