
O ese extraño fenómeno del mundo de la cinefilia patria que cada año se sigue vistiendo de un saborcillo carca a pesar de querer parecer muy progre. Lo cómico no pasa de ser patético. Lo glamouroso se queda en pasable, cuando no en ostentoso y hortera. Y el intento desesperado de crear dinamismo en la gala se ahoga en un rictus estático y robotizado que abuuuuuurreeeeeeee.

Menos mal que este año el señor Corbacho sólo paseó su buscada horterez de trajes imposibles y chistes de mal gusto en un único sketch. El resto del tiempo, fue esa gran actriz, Carmen Machi, quien intentó, sin conseguirlo, poner algo de sensatez en una ceremonia que está maldita por no sé qué designios maléficos.
De nuevo se lamió el lugar donde la espalda pierde su casto nombre a figuras de renombre internacional como Benicio del Toro y la omnipresente Penélope Cruz. España sigue perdiendo los papeles y babea ante todo lo que triunfa fuera. Porque vamos a ver: ¿De verdad, con la mano en el corazón, es Penélope la mejor actriz de reparto de todas las interpretaciones que ha habido en el cine español a lo largo de este año?? Que baje Dios y lo vea.

Y ese Benicio,al que no dejaban de echar piropos como si no hubiera otro actor más guapo y mejor, que como che no tiene precio, pero que parecía alelado cuando subió a decir su discurso, me dejó patidifusa. Algo que me inspiró un sentimiento tipo: “tío, estás buenísimo, pero la has jodido al hablar. Estoooooo.....me voy al baño, sabes? es que no me aguanto.”, típica excusa para librarte del tipico pelmazo de la fiesta. Dios mío, cuántos mitos se caen en cuanto hablan. Y dicen que los actores son intelectuales...
Las divas parecen no saber caminar en sus tacones sin una rigidez ridícula por miedo al batacazo, y hasta para decir dos frases, sigue habiendo quien se equivoca (y, suelen ser actores, es lo que más gracia me hace). A Alberto San Juan parece que le han dado un bono en la gala, a él y a su afectada forma de hablar. Menos más que este año nos libramos de la arenga anti-guerra y se limitó a decir, gracias a dios, dos frases. Los besos en la boca no pueden faltar, por Dios, cuando ya a nadie impresionan y el ingenio de la novedad brilla por su ausencia.
Lo de la presidenta es de risa.

Parece que siempre tiene el trasero escocido y su expresividad al leer un papel es parecida a la de un pato con gripe mirando un cuadro. Pero a ella se lo vamos a perdonar. Carece de la maravillosa cualidad de la “interpretación”, puesto que no es actriiiiiz.
España cuenta con buenos guionistas, unos más conocidos que otros. Películas que lo avalan, haberlas hailas. Entonces...por qué los Goya parecen un guión de terror de tercera cada año, en los que la imposibilidad de hacer algo brillante e ingenioso nos decepciona cada vez y nos deja perplejos a propios y extraños??
Las caras de los invitados lo dicen todo. Caras de aburrimiento, de hastío, de “por dios que acabe ya o en su defecto que-me-saquen-un-primer-plano-que-estoy-estupenda”, me confirman que todos están pensando en la juerga posterior. Y hacen bien. Después de la tortura, el fiestón. Unas rayitas, unos cubatitas, unos cuantos mutuos e hipócritas halagos empalagosos, y unas cuantas más puñaladas por la espalda, un “a ver si pillo a esta” o “si le lamo el culo a este otro para que me contrate” y entre risas y gruñidos, sonrisas falsas y envidias contenidas, qué estupendos somos y qué contentos estamos todos de habernos conocido.
En fin: es lo que hay. No da pa’más. Este es nuestro mundillo del cine español.
Menuda panda. Así nos va.
Y algo que me repatea profundamente: que Carmen Machi se atreva a hacer un comentario irónico y despectivo acerca de la creencia en Dios y lo ridículo de la misma, así, por toda la jeta, y que la gente le ría la gracia, es lo más. Que yo sepa ser actor no está reñido con ser creyente o ser católico (aunque la moda dicte lo contrario). El respeto que toda esta gente grita a los cuatro vientos cuando puede, deberían aplicárselo, en primer lugar a lo que ellos se atreven a despreciar con tanta desfachatez.
¿Qué?
¿Que soy muy crítica??
No, hombre no. Solo hago un favor a la sociedad embrutecida y borreguil que nos rodea. Y por hacer de abogado del diablo, que falta hace. Ni la alfombra verde será nunca como la roja de los Oscars, ni Penélope es la gran actriz que todo el mundo se empeña en repetir, ni los Goya ni muchos de los payasos que participan en el evento de marras conocen todavía eso que tan desesperada y afanosamente se empeñan en poseer: el Glamour.
Y ya ven que de cine, lo que se dice de cine, no he hablado. Porque eso, se lo dejo a los entendidos. Pero es que hay mucha morralla que le sobre al cine español.