Hace unos días tenía una conversación con una conocida, en la que la susodicha alababa ese nuevo concepto de los “amigos con derecho a roce”. Que si total, encontrar un novio formal es tan difícil hoy en día....por qué no poder encontrar la satisfacción sexual en una persona conocida, amiga, con la que hubiera una cierta atracción sexual?? Eso te libra de muchos de los riesgos de acostarte con un tipo desconocido o poco conocido, que además es más seguro, más cómodo, que uno se puede entender mejor con el otro, que si luego no te comes el coco porque ya sabes lo que hay, que nada de compromisos, que es mejor así....esas cositas....
“Amigos con derecho a roce”...
Pues sí. Ya. Me hago una idea.
El problemita, para mí es o son unos cuantos:
Para mí, un amigo no tiene más derecho a roce que el roce de sus palabras, de sus consejos, de su compañía, de la mía, de encuentros cálidos, de momentos alegres, y momentos duros, o hasta de momentos aburridos, por qué no...el roce de compartir una comida, una conversación, una opinión sobre la última película de Lars Von Trier, o sobre si la subida de la calefacción nos va a obligar a comprar una bata de casa estilo maruja y unas pantuflas a juego. Y unas risas con unas cañas.
¿es ese suficiente roce??? O me estoy perdiendo algo??
Cuando quiera sexo, me compro un mono. Para eso no necesito a un amigo. Mira tú qué cosas.
El problema es el siguiente: el concepto “amigo con derecho a roce”, como me ha parecido captar, excluye todas esas cosas que siguen o anteceden o están implícitas (a mi entender) en el proceso del “roce” y que son: una compañía duradera, no “de pasar el rato”, una certeza de que ese “roce” nace de un afecto más profundo que el del simple instinto y deseo sexual (muy legítimo por otra parte), una continuidad en la relación, unas ganas de seguir compartiendo vivencias con esa persona, una confianza en que el camino va a ser recorrido de a dos, ahora, durante el “roce”, pero también mañana, aunque no haya “roce”.
Y lo que incluye este tipo de relación es a la larga, una deshumanización, una inseguridad galopante, falta de estima, frustación, y un desprecio a la maravillosa capacidad del ser humano para amar.
Cómo se puede separar de manera tan aséptica y tan mecánica algo que está tan íntimamente unido al cariño sincero, a las ganas de afecto, a la ternura perenne, a esa comunión espiritual que supera las fronteras de lo físico...
“Vamos a hacer el amor, pero no hemos de querernos”.
Mandeeee?? Y eso cómo se come??? Me lo explique.
Chico, me suena a fórmula artificiosa, vacía, inútil.
Claro que se puede hacer el amor sin estar enamorados, pero de ahí a imponer dichas premisas desde el principio y con una única finalidad de satisfacer el deseo sexual, me parece absurdo, alienante, y falto de toda espontaneidad y libertad. Que no puedo enamorarme? Y eso por qué? Huy, que está el peligro de que nos hagamos parejaaaa!! Y eso no!!!!
Sacrilegio! Sacrilegioooooo!!!!!
Madre mía....
Cómo están las cosas.
Cómo están las cabezas.
Cómo están los tiempos.
Ayy...Cuando se le llamaba al pan, pan y al vino, vino. Cuando no había tantas fórmulas engañosas y artificiosas que prometen felicidad. Cuando las relaciones eran más auténticas y más objetivas. Ahora queremos que nos sirvan la felicidad en un plato de oro. Y que venga sin ningún defecto. Y sobre todo, sin ninguna complicación. Y que venga YA, que no puedo ni quiero esperar. Que venga, COMO SEA.
Y así, la felicidad, o la satisfacción duradera, se ha escapado, asustada, cabizbaja y meditabunda, y ha hecho mutis por el foro. Porque ya no le queda mucho lugar en un mundo en que se la nombra por todas partes y se la promete a buen precio, prostituyendola, disfrazándola de muchas cosas, y vilipendiándola porque, claro, no se la encuentra.
Y los amigos con derecho a roce seguirán así, tan solos y tan poco amigos como antes.
Pero bueno, nada, tan amigos.
Y yo seguiré deseando el roce de una persona que quiera estar conmigo, por la noche, y por la mañana, haciendo el amor o tomando unas pipas y hablando del frio que pela que parece que hace hoy. Y luego nos iremos al sofá a acurrucarnos bajo una manta, y veremos juntos cualquier peli alquilada en “Ficciones”, y nos reiremos un rato con las escenas de japos, que mira que alquilar una peli de Ichikawa...y nos partiremos de risa por la ocurrencia, y en ese momento, seré feliz de no tener un amigo con derecho a roce, sino un hombre de verdad, que me quiere, a mi lado.
(Vivan los riesgos. Y a la mierda el miedo.
Y felicidad, vente con nosotros, te dejamos un huequito.
Que hace mucho frío en este frío Madrid...
no vaya a ser que te pierdas por ahí...)
Imagen de los x-pedientados: http://www.adn.es/clipping/ADNIMA20080609_3897/4.jpg
6 comentarios:
¿Que cuando quieras sexo te compras un mono? ¿Pero eso no es zoofilia?
Escuché en una serie de TV la expresión amigos con beneficios, que parece homónima del roce.
Me da que, aunque el roce haga el cariño -según refrán popular- entre amigos es harto complejo deslindar la fina frontera entre la amistad y el "roce"; uséase, que o lo uno, o lo otro, pero en totum revolutum ni p'atrás.
Claro que la amistad... Como dijo Jardiel Poncela, "la amistad es como el Diluvio Universal, un espectáculo del que todo el mundo habla sin haberlo visto".
(Me admira cómo ligo unas ideas con otras, jeje).
Besicossss
Jajajaja, sí, sí, zoofilia, hijo, que ya que el patio está tan mal!! Oye, torres más altas han caído!!!
Pues eso, que nada de totum revolutum. Lo que a mí sí me gustaría, desde luego, es tenerlo todo en uno: el amigo, el amante y el novio. (Y si pudiera ser pues también...el cocinero, el fontanero, el planchador oficial, el experto en vinos, el contable, el "manitas"....). En fin, no se puede tener todo. Me quedo con mi mono.
Un abrazo, guapo.
Espero con gran expectación tu próximo escrito.
Uff, ¡qué tema tan complejo!
Se suele caer en un error muy frecuente y es ese hacer el amor. Con una pareja sexual no se hace el amor, se folla. Con más o menos cariño, pero se folla.
Y por esa confusión, siempre acaba complicándose todo, porque una de las dos partes quiere algo más, como comerse unas pipas. Y la otra no suele querer.
Y si se era amigos previamente, la amistad acaba dañada de una manera u otra. Así que mejor no mezclar las cosas.
Un consejo, para el sexo, mejor otro animal, no un mono. Leí por ahí que el acto sexual de los monos no llega al minuto de duración y puestos a practicar la zoofilia, al menos disfrutarlo.
Un saludo
Silvia, yo leí que el rey del sexo era el cerdo. ¡Qué jodío el cerdo! ¿No era George Clooney quien tenía de mascota un cerdo? ¡Qué jodío el cerdo!
Bueno, como decía silvia...con una pareja sexual se folla, pero yo creo que con un novio-a también se folla. Quiero decir: que se hace el amor, pero también se folla. Se folla con amor pero se folla. Eso depende de las ganas de "jarana" que se tengan en ese momento. Y yo no querré privarme ni de lo uno ni de lo otro (amos, hombre) cuando tenga pareja.
Que por cierto, espero que no sea un mono ni un cerdo, y ya puestos ni un cabrón.
Y que, chicos,tampoco necesito el salto del tigre en la cama, eh! joé con el comentario del monito...la próxima vez escribo que me compro un muñeco hinchable!!
Empiezo a tener que esforzarme para comentar y eso puede deberse en mí solo a dos aspectos: uno, la insulsez y superficialidad de lo leído, y otro el gran placer que siento, no ya ante lo que se dice sino también al descubrir la riqueza personal del autor.
Y para remate, junto a Penélope -de quien he tenido hoy la suerte de conocer su risa- leo a Silvia, quien está tan cerca de mí.
(Oshi, de ti no digo nada; ya hablaremos el lunes cuando salgas de tu habitual baño matutino)
¡Cómo os parecéis Silvia y tú!. Mujeres de cuerpo entero. Y así os va..
Pertenezco a un mundo que siento perdido. Y me siento viejo (gracias a Dios que no creo que Silvia leo esto, porque me forra a collejas).
Hay que recuperar la cultura -en el profundo y extenso sentido del término- del esfuerzo y la exigencia. Volver a llamar las cosas por su nombre. Y buscar profundamente la vida existente en cada experiencia.
Lo contrario, en Santander, lo llamamos hacer el babión.
Publicar un comentario