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miércoles, 17 de septiembre de 2008
LAS TROYANAS
El Matadero es un lugar curioso, una catedral urbana hecha para el teatro con apariencia de nave industrial en la que las vigas de hierro y las paredes descorchadas se fusionan con elementos escenográficos, cortinas rojas y sillones de terciopelo, dando como resultado un espacio diáfano idóneo para la imaginación y la tormenta mental de nuevas ideas.
Pero parir nuevas ideas, como todos sabemos, es difícil, siempre lo ha sido, y más en los tiempos que corren.
He visto el nuevo montaje de Mario Gas, las célebres y de antemano aplaudidas “Troyanas”, en ese escenario fantástico que es Las Naves del Matadero. No puedo negar que la escenografía me ha sobrecogido y que la puesta en escena es cautivadora y colorista. El comienzo, con el coro de voces femeninas y la aparición casi fantasmagórica del grupo de mujeres protagonistas, casi me ha hecho creer que iba a presenciar una obra de arte. Pero pronto, dos elementos disonantes han aparecido en escena, produciéndome una cierta perplejidad mental y acaso (todavía) la duda de si se trataría de un artilugio eficaz de la dramaturgia moderna: un Poseidón (Eduardo Mac Gregor) vestido de traje y corbata y una Palas Atenea encarnada por un Angel Pavlovsky, que una vez más, hace de sí mismo.
Aparte de la ofuscación mental que esos dos extraños personajes me han provocado, todavía la cosa podía haberse perdonado si el resto de la obra se hubiera conducido por otros derroteros.
Pero estar aguantando una hora y cuarenta minutos unos monólogos interminables, faltos desde todo punto de una emoción auténtica y que apenas transmiten, una sensación de estatistmo perenne, en el que el alivio del mismo por las palabras no llega nunca, unas interpretaciones, como mucho, correctas, cuando no hiperafectadas y cansinas, en ocasiones cochambrosas, de academia de teatro de tercera, como las de Antonio Valero en su papel de Menelao (es increíble, increíble) o las de su compañero soldado Taltibio que tampoco se queda corto, unos inútiles apéndices vestidos de marine, omnipresentes en toda la obra sin ningún sentido ni intención dramática, y unas mujeres troyanas que rodean como moscas cojoneras a la protagonista Hécuba (Gloria Muñoz) pa qué, pa nada, porque cuando hablan, estás tan cansada del monologazo anterior que ni las escuchas.....han terminado por desinflar todas mis expectativas.
Bien es cierto que el final me ha gustado, digamos, los últimos 10 minutos, en el que las mujeres, se suben a lo alto de las murallas y aceptan su destino de esclavas en tierras griegas, apoyadas con un juego de luces sobrecogedor y esos cantos lastimeros que me privan, porque me transportan. Y, porque yo soy de las que conceden una importancia infinita a los finales, porque la música en escena me apasiona y porque estaba con la regla, he terminado por derramar unas lagrimillas y por sentir todo lo que no había sentido antes. Aunque solo fuera para amortizar los 16 euros del alma que me ha costado la entradita.
Así que no sé, no entiendo muy bien las supercríticas positivas que había leído previamente en todas partes. Supongo que este es un país de mamoneo infinito y que no se puede hablar mal del señor Mario Gas. Que, con todos mis respetos, es un señor que vale mucho y que así lo ha venido demostrando hasta ahora. (Con algún que otro chasco previo como el tostón infinito que nos brindó en "Ascenso y caída de la ciudad de Mahagony").
Pero venga, hombre, venga. La realidad es que esta vez ha pinchado. Y hay que decirlo: Que esto es de lo mejorcito que nos vamos a encontrar en la cartelera de madrid???
Van a terminar convenciendonos de que es mejor apostar por las pequeñas salas alternativas de teatro (que por otra parte, a mí siempre me han gustado), en las que sin tanto bombo y platillo, se ofrecen en ocasiones espectáculos de mucha mayor calidad, aun a pesar de los menores medios económicos, que en las "Catedrales" del teatro. Y si te encuentras con un espectáculo mediocre, por lo menos, la sensación de abofeteo es menor.
Foto del cartel: http://www.esmadrid.com/teatroespanol/cargarFichaGaleria.do?idImagenActiva=4159&identificador=126
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2 comentarios:
Muchas gracias por el vínculo. A pesar de llevar pocas entradas tienes cosas que decir. Enhorabuena.
¿Recuerdas "El traje nuevo del emperador" escrito por Hans Christian Andersen?.
La crítica es más, en muchas ocasiones, un lametón a lo establecido que una opinión sentida.
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